Thanks be to God that he has gifted and guided the scientific community and pharmaceutical companies Pfizer (in partnership with BioNTech) and Moderna to develop effective vaccines against COVID-19.   Just last night, Pfizer received FDA emergency use authorization for its vaccine, and the Moderna vaccine is reportedly not too far behind.  These vaccines are expected to be distributed in mass quantities throughout the United States in the coming months.

The California Catholic Conference (of which our Bishop of Orange, Bishop Kevin Vann, is Vice President) recently stated: “All the arch/dioceses in California, together with Catholic health care ministries and Catholic Charities, support the eradication of disease that disrupts human life. The Pfizer and Moderna vaccines promote health in face of a devastating pandemic that no one expected. We want to reemphasize that the origins of the vaccines are morally acceptable from a Catholic perspective and their advancement fosters the common good.” Bishop Vann, as well as our Auxiliary Bishops Timothy Freyer and Thanh Thai Nguyen, also recently stated: “The Bishops of the Roman Catholic Diocese of Orange fully support the California Catholic Conference’s statement on the COVID-19 vaccinations. After thorough research and reviewing the statement from the Pontifical Academy for Life, we find the vaccines morally acceptable and imperative in the ongoing effort to curb the coronavirus pandemic.”  Click here for more information about these statements.  Click here for statement from the United States Conference of Catholic Bishops.

I respect that some who are otherwise authorized to receive one of the COVID-19 vaccines will not want to do so for a variety of reasons.  Catholic moral teaching strongly defends the right of persons to decide for themselves whether or not to receive any vaccine.  The FDA emergency use authorizations themselves are likely to place significant limitations on who may receive the vaccines at this point.   For example, the Pfizer and Moderna vaccines will not be authorized for children at this point; testing has just begun on the use of these vaccines in children, with the hope of obtaining emergency use authorization in time for the next 2021-22 school year.

That said, I look forward to receiving either the Pfizer or Moderna vaccine when it is my turn to do so.  Public health officials are aggressively promoting the coming vaccines, saying that we will truly beat COVID-19 only when a sufficient number of us are vaccinated to achieve herd immunity.  I hope and pray that that will happen, so that the coronavirus safety measures that have been a severe hardship for some and difficult for most of us will finally end.

I pray that God will guide each of us to make the best decision possible whether or not to receive one of the COVID-19 vaccines.  I ask that each of us pray and discern this matter well, because whether or not to be vaccinated against COVID-19 will be one of the important and consequential decisions of our lives.

Gracias a Dios que ha dotado y guiado a la comunidad científica y las compañías farmacéuticas Pfizer (en asociación con BioNTech) y Moderna para desarrollar vacunas eficaces contra COVID-19. Anoche, Pfizer recibió la autorización de uso de emergencia de la FDA para su vacuna y, según se informa, la vacuna Moderna no se queda atrás. Se espera que estas vacunas se distribuyan en cantidades masivas por todo Estados Unidos en los próximos meses.

La Conferencia Católica de California (de la cual nuestro Obispo de Orange, el Obispo Kevin Vann, es vicepresidente) declaró recientemente: “Todas las arqui/diócesis en California conjuntamente con los ministerios de la salud católicos y Caridades Católicas apoyan la erradicación de las enfermedades que perjudican la vida humana. Estas vacunas de Pfizer y Moderna promueven la salud frente a una pandemia devastadora que nadie esperaba. Queremos volver a recalcar que los orígenes de las vacunas son moralmente aceptables desde una perspectiva católica y que su avance fomenta el bien común.” El Obispo Vann, así como nuestros Obispos Auxiliares Timothy Freyer y Thanh Thai Nguyen, también declararon recientemente: “Los Obispos de la Diócesis Católica Romana de Orange apoyan plenamente la declaración de la Conferencia Católica de California sobre las vacunas del COVID-19.  Después de estudiar y revisar el documento de la Academia Pontificia de la Vida, encontramos las vacunas moralmente aceptables e imperativas en el esfuerzo continuo para frenar la pandemia del coronavirus.” Haga clic aquí para más información sobre estas declaraciones. Haga clic aquí para la declaración de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos.

Respeto que algunos que están autorizados a recibir una de las vacunas COVID-19 no quieran hacerlo por diversas razones. La enseñanza moral católica defiende firmemente el derecho de las personas a decidir por sí mismas si recibir o no alguna vacuna. Es probable que las propias autorizaciones de uso de emergencia de la FDA impongan limitaciones importantes sobre quién puede recibir las vacunas en este momento. Por ejemplo, las vacunas Pfizer y Moderna no estarán autorizadas para niños en este momento; las pruebas sobre el uso de estas vacunas en niños recién han comenzado, con la esperanza de obtener la autorización de uso de emergencia a tiempo para el próximo año escolar 2021-22.

Dicho esto, espero recibir la vacuna Pfizer o Moderna cuando sea mi turno de hacerlo. Los funcionarios de salud pública están promoviendo agresivamente las próximas vacunas, diciendo que realmente venceremos al COVID-19 solo cuando un número suficiente de nosotros estemos vacunados para lograr la inmunidad colectiva. Espero y rezo para que eso suceda, para que finalmente terminen las medidas de seguridad del coronavirus que han sido una dificultad severa para algunos y difíciles para la mayoría de nosotros.

Oro para que Dios nos guíe a cada uno de nosotros para tomar la mejor decisión posible de recibir o no una de las vacunas COVID-19. Les pido que cada uno de nosotros ore y discierna bien este asunto, porque vacunarnos o no contra el COVID-19 será una de las decisiones importantes y trascendentales de nuestras vidas.