He estado pensando mucho esta semana sobre cómo la Cuaresma es diferente este año debido a la pandemia de COVID-19, esperando y rezando para que para el próximo año, nuestra observancia de la Cuaresma vuelva a la normalidad (Vía Crucis dentro de la iglesia en lugar de afuera en el campo escolar, servicios penitencial aquí en OLG y en parroquias vecinas, etc.). Sin embargo, para este año, nuestra observancia común de la Cuaresma como familia humana (cristianos y no cristianos por igual) debe permanecer segura y vigilante contra el COVID-19 hasta que se puedan administrar suficientes vacunas para lograr la inmunidad colectiva (probablemente en algún momento más adelante este verano o otoño).
Pero qué diferencia ha hecho un año, gracias a Dios. Pensemos por un momento en la diferencia entre la Cuaresma de este año y la del año pasado. El año pasado, durante la Cuaresma, los casos de COVID-19 y las muertes aumentaron en todo momento. Fue durante la Cuaresma que nos bloqueamos, incluida la suspensión de las Misas en persona y la mayoría de las actividades parroquiales. Esta Cuaresma, los casos de COVID-19 y las hospitalizaciones están disminuyendo, y podemos comenzar aumentando gradualmente, cuidadosamente, nuestros contactos en persona entre nosotros. La última Cuaresma, los expertos en salud pública nos dijeron que las vacunas probablemente tardarían un año. Esta Cuaresma, sabemos que las empresas farmacéuticas superaron esas expectativas al desarrollar y comenzar a distribuir varias vacunas. La última Cuaresma, no teníamos muchas esperanzas de poder planificar las actividades de primavera y verano como de costumbre, y el verano pasado terminó siendo muy restringido debido a COVID-19. En esta Cuaresma, tenemos la esperanza real de que, aunque no volveremos completamente a la normalidad para esta primavera o verano, al menos comenzaremos a movernos en esa dirección.
Hagamos parte de nuestra observancia de la Cuaresma de este año agradeciendo constantemente a Dios por lo que ha hecho por nosotros el año pasado: dar a científicos y compañías farmacéuticas el regalo del conocimiento para desarrollar vacunas que eventualmente nos sacarán de la pandemia de COVID-19, guiarnos a observar las medidas de seguridad en beneficio de los demás y de nosotros mismos (uso de mascarillas, distanciamiento social, etc.) y ayudarnos en general a tener una actitud positiva al respecto. Si estamos sufriendo algo de negatividad debido a la “fatiga de COVID”, hagamos nuestra observancia principal de la Cuaresma este año pidiendo a Dios que nos ayude a ser más positivos durante este tiempo y a seguir haciendo lo que tenemos que hacer para vencer a COVID-19: conseguir vacunados cuando sea nuestro turno, seguir usando mascarillas y a distancia social, etc.
Dios ciertamente ha demostrado su gran amor por nosotros el año pasado, y que quiere guiarnos a través de esta pandemia de COVID-19 (y en todos los demás aspectos de nuestras vidas). Que esta Cuaresma de 2021 sea un tiempo en el que nos unamos más plenamente a Dios y los unos a los otros y tomemos con más firmeza la mano de Dios que nos guía.