El lunes celebramos la fiesta nacional recordando al Rev. Dr. Martin Luther King, Jr. y su legado. Es una buena oportunidad para renovar nuestro compromiso de eliminar el racismo en nuestra sociedad y en nuestros propios corazones. La enseñanza católica establece que “es moralmente inaceptable cualquier … comportamiento inspirados en el racismo y en la discriminación racial” (Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia 433). Por eso, trabajar para eliminar el racismo en todas sus formas es constitutivo de ser auténticos discípulos de Jesucristo, cada uno de nosotros llamados a ayudar a construir el Reino de Dios donde solo hay amor, paz y respeto por la dignidad de cada persona humana.
Desafortunadamente, las discusiones sobre la raza y el racismo recientemente han seguido el camino de tantas otras discusiones en nuestra sociedad y cultura, volviéndose más estridentes, divisivas y llenas de odio. La actual cultura de cancelación a la que tantos se suscriben en estos días ha introducido más y más odio y división en nuestras relaciones y comunidades, lo que hace que sea casi imposible tener discusiones significativas sobre raza o cualquier otra cosa.
Así que permítanme sugerir que cada uno de nosotros puede celebrar de manera más efectiva la festividad de Martin Luther King este año primero haciéndonos esta pregunta: Especialmente con respecto a la raza y el racismo, ¿de qué manera mis pensamientos y sentimientos están estridentes, llenos de odio y de mente cerrada a considerar cualquier opinión o perspectiva diferente que el mio? Luego, una vez que hayamos hecho ese pequeño “examen de conciencia”, podemos llevar todo eso a la oración, pidiéndole al Espíritu Santo que nos ayude a cambiar nuestros corazones, mentes y almas para ser más amorosos, más pacíficos y mejores oyentes.
De hecho, solo podremos abordar eficazmente el racismo y todos los demás pecados en nuestro mundo y en nuestras almas si nos volvemos más amorosos, más pacíficos y mejores oyentes. ¡Creo que eso es lo que quería Martin Luther King, y creo que eso es lo que Dios quiere también!