I think that generally here in La Habra, we are giving one another the gift not only of looking out for one another and caring for one another during this time of the coronavirus pandemic but also doing so with a positive attitude.  The old saying, “God loves a cheerful giver,” certainly applies to our La Habra community, especially in how we are relating to one another during this time.

That does not mean that these times are not difficult for us here in La Habra:  It is difficult not to be able to gather together in person here at OLG for the Sacraments and parish activities.  It is difficult for those still employed to work from home and for teachers and students to do distance learning.  It is difficult for those unemployed to live on a tight budget.  It is difficult for those employed in essential businesses to serve the public while taking necessary safety measures – constant cleaning and sanitizing, wearing face coverings for hours at a time, etc.   It is difficult to keep social distance and wear face coverings in certain areas to help protect others as well as ourselves.  It is difficult not to be able to go out to restaurants or visit family and friends in their homes.

And while we acknowledge these difficulties and express them to one another – as we should – we in La Habra generally have been doing so in a healthy, loving and respectful manner, with a positive attitude.  Our La Habra community certainly is very different from some Orange County coastal cities in this regard, as we have seen in the news the past few weeks.   Trying not to commit the sin of pride, I must confess that I am very proud of you and proud to be pastor of OLG in La Habra!

I pray that God will give us the help and grace to continue being cheerful givers, not only in how we love and care for one another during this time of the coronavirus but also in the years beyond.

Creo que, en general, aquí en La Habra, nos damos el uno al otro el regalo no solo de cuidarnos los unos a los otros durante este tiempo de la pandemia de coronavirus, sino también hacerlo con una actitud positiva. El viejo dicho, "Dios ama al dador alegre", ciertamente se aplica a nuestra comunidad La Habra, especialmente en cómo nos relacionamos unos con otros durante este tiempo.

Eso no significa que estos tiempos no sean difíciles para nosotros aquí en La Habra: Es difícil no poder reunirnos en persona aquí en OLG para los Sacramentos y las actividades parroquiales. Es difícil para aquellos que todavía están empleados trabajar desde casa y para maestros y estudiantes para hacer educación a distancia. Es difícil para los desempleados vivir con un presupuesto ajustado. Es difícil para las personas empleadas en negocios esenciales servir al público mientras se toman las medidas de seguridad necesarias: limpieza y desinfección constantes, usar cubiertas faciales durante horas, etc. Es difícil mantener la distancia social y usar cubiertas faciales en ciertas áreas para ayudar a proteger a los demás como a nosotros mismos. Es difícil no poder ir a restaurantes o visitar a familiares y amigos en sus hogares.

Y aunque reconocemos estas dificultades y nos las expresamos unas a otras – como deberíamos – en La Habra generalmente lo hemos estado haciendo de una manera saludable, amorosa y respetuosa, con una actitud positiva. Nuestra comunidad de La Habra ciertamente es muy diferente de algunas ciudades costeras del Condado de Orange en este sentido, como hemos visto en las noticias en las últimas semanas. ¡Intentando no cometer el pecado del orgullo, debo confesar que estoy muy orgulloso de ustedes y orgulloso de ser pastor de OLG en La Habra!

Oro para que Dios nos dará la ayuda y la gracia para seguir siendo dadores alegres, no solo en cómo nos amamos y cuidamos unos a otros durante este tiempo del coronavirus, sino también en los años posteriores.