Gracias por todas sus oraciones, palabras amables y apoyo, ya que he experimentado algunos problemas de salud recientemente. ¡Realmente he sentido su apoyo en oración! Quiero informarles sobre mi salud y lo que tendré que hacer a corto plazo para abordar estos problemas de salud.
Primero, el lunes pasado, mi médico me dijo que tengo diabetes tipo 2. Esto no fue una sorpresa para mí, ya que la familia de mi madre tiene antecedentes de diabetes y siempre supe que la diabetes era una posibilidad para mí. Mi médico ya me ha recetado algunos medicamentos y estaré trabajando con profesionales de la salud en los próximos días para realizar los cambios necesarios en mi estilo de vida, especialmente con respecto a la dieta y el ejercicio. Sé que muchos de ustedes tienen diabetes, y agradeceré sus consejos y sugerencias en los próximos meses para poder aprender más sobre cómo estar lo más saludable posible.
Mi médico también cree que tengo insuficiencia cardíaca congestiva, según una radiografía de tórax que mostró líquido en mis pulmones. Esto aún debe ser confirmado por un cardiólogo y más pruebas. Mi médico me ha recetado varios medicamentos relacionados con la insuficiencia cardíaca congestiva, incluido un diurético para reducir el líquido en mis pulmones.
En medio de todo esto, también ha habido buenas noticias: me hicieron la prueba de COVID-19 y salió negativo.
Los medicamentos y otros tratamientos que estoy recibiendo para la diabetes y la insuficiencia cardíaca congestiva ya están teniendo resultados positivos. Cada día me siento un poco mejor, estoy un poco más fuerte y tengo un poco más de energía. Les pido paciencia mientras continúo con mi recuperación y avanzo lentamente hacia mi nivel normal de actividad y productividad.
Doy gracias a Dios por las ciencias médicas que he podido experimentar de primera mano en las últimas semanas. Estoy particularmente sorprendido por la variedad de medicamentos disponibles para tratar cosas específicas. Tomo una pastilla para el azúcar en sangre, otra para la retención de líquidos, otra más para el colesterol, etc. Dios ciertamente ha guiado a la ciencia médica moderna para que pueda hacer mucho por nuestra salud.
También estoy agradecido de que mi médico sea un católico practicante, que combina la fe auténtica con la ciencia auténtica al servirme a mí y a todos sus pacientes. Sé que Jesús, el Gran Médico, está guiando a mi médico y a todo el personal médico de buena voluntad a aplicar las ciencias médicas, don de Dios que son, para nuestra salud y bienestar.
Hasta hace poco, consideraba que las personas con problemas de salud eran diferentes a mí. Los enfermos eran "ellos", no "nosotros". Todo eso ha cambiado en las últimas semanas. Ahora, cuando los dirijo en oración por todos los enfermos y aquellos con problemas de salud, eso me incluye a mí. Así que ahora los enfermos no son "ellos" sino "nosotros".
Oremos a Jesús, el Gran Médico, por la gracia de recibir y aplicar bien los frutos de las ciencias médicas que Dios nos ha dado, cada uno de nosotros ejerciendo una responsabilidad personal por nuestra salud. Pero recordemos también que, como discípulos de Jesucristo, también somos como “enfermeras espirituales” llamadas a ayudar a Jesús como el Gran Médico en nuestro apoyo mutuo unos a otros. En ese espíritu, que podamos ayudarnos unos a otros como enfermeras que asisten al Gran Médico, especialmente apoyando a los que más sufren.